En ocasiones hablar sobre biotecnología es enfrentar muchas opiniones y pre conceptos sobre evolución y salud (por ejemplo), y la gran pregunta que surge a través de todos estos conflictos conceptuales es la posibilidad de generar en mayores proporciones beneficios que daños para la especie humana.
Aunque muy bien se sabe, los seres humanos han aprendido desde hace millones de años a modificar su entorno adaptándose evolutivamente a los espacios que el mundo le recreaba, pero a su vez el ser humano se adecua a lo que él mismo crea; la biotecnología es un paso más en donde se sigue jugando con los recursos del mundo pero se modifican desde su configuración, alterando su estructura molecular o genética creando nuevos materiales, frutas, animales; pensar moralmente es ir en contra de los procesos cientificistas que se llevan a cabo en este tipo de investigaciones y desarrollos, evidentemente trae consigo problemas para la salud del hombre pero para aprender un proceso sin error es una utopía muy ilusoria.
Actualmente existen muchos procesos que han sido intervenidos y modificados por la biotecnología con la idea de trabajar en pro del consumo humano, permitirle seguir con la misma velocidad de destruir y desechar pero intentando ser menos perjudicial para el medio ambiente; tales procesos como las bolsas de basuras biodegradables, o pollos que se desarrollan en menor tiempo, o como en el arte con las obras de Eduardo Kac, todos estos ejemplos muestran el amplio campo que ha tomado este proceso, los beneficios o perjuicios se miden desde los ojos morales de cada persona, no existe forma de saber cuáles de todos los cambios que ha generado la conciencia humana sean degenerativos o progresistas o si a la larga tenga importancia dentro de la conciencia humana.
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